¿Quién cuida al papá que cuida un negocio?

Tal vez no lo sabías, pero en México más del 60% de las lavanderías son operadas por mujeres, un dato interesante, sin embargo, la mayoría de los negocios formales están dirigidos por hombres que muchas veces no aparecen en la foto.

En el sector lavandero, hay hombres que lavan, planchan, entregan pedidos y, además, pagan la colegiatura, cocinan el desayuno y hacen malabares con los pendientes de casa. Hombres que se levantan antes que el sol, no por disciplina, ni pertenecer al club de las 5:00 a.m., tampoco por grabar un video motivacional de TikTok, sino porque no hay otra opción.

Hoy quiero hablarte de ellos. De los hombres emprendedores que también son papás. No del estereotipo de “el proveedor”, sino del hombre que hereda el negocio familiar, que intenta levantarlo desde cero o que lo administra mientras cría a sus hijos solo. Del que no llora, no porque no quiera, sino porque no sabe en qué momento hacerlo.

Entre las personas que hoy emprenden una lavandería, muchos hombres lo hacen desde su propio hogar o retomando un negocio que su madre o abuela empezó hace años. CANALAVA estima que 3 de cada 10 negocios lavaderos familiares son ahora administrados por hombres jóvenes o adultos que buscan mantener vivo el legado… y también llevar comida a casa.

Pero hay temas alrededor que nadie dice:
El emprendedor también se agota
El papá que hace rutas de reparto también se quiebra
El hombre que paga nómina también tiene miedo

¿Y si te dijera que en los últimos cinco años ha crecido el número de hombres en situación de corresponsabilidad familiar que lideran negocios? No con oficinas, sino con lavadoras, botellas de suavizante y planchas encendidas a las 8:00 a. m.

Muchos de ellos son padres divorciados, otros viven con sus hijos, algunos tienen parejas que también trabajan. Pero el peso de “no fallar” sigue recayendo en sus hombros, aunque eso implique olvidarse de sí mismos.

Nadie habla de ello … solo queda en silencio

La conversación sobre salud mental y equilibrio emocional suele centrarse —con justa razón— en las mujeres emprendedoras. Pero ¿quién respalda emocionalmente al papá que sostiene un negocio?
¿Quién escucha al hombre que no puede parar porque “es su obligación”?
¿Quién le pregunta si duerme bien, si se siente suficiente o si necesita ayuda?
¿Eres feliz?

En un país donde la mayoría de los hombres son socializados para “aguantar” y no “molestar”, si asi es mi México lindo…. el burnout emprendedor masculino es un tema silenciado. A eso súmale el desgaste físico de trabajar en un rubro como el de lavandería, donde las jornadas no terminan con el cierre del local, sino cuando se plancha el último pantalón del pedido urgente.

Quiero reconocer a todos los hombres que están detrás de una lavandería:
– Al que dirige, lava, entrega y también escucha a sus hijos hacer la tarea
– Al que nunca aprendió a hablar de sus emociones, pero las lava en silencio mientras enjuaga sábanas
– Al que no presume sus logros, pero mantiene de pie un negocio que sostiene a toda una familia

Estas lineas no buscan romantizar el sacrificio, sino visibilizarlo y cuestionarlo. Porque también es urgente construir espacios donde el hombre emprendedor pueda ser escuchado, acompañado y sostenido. Donde no tenga que elegir entre ser fuerte o ser humano.

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